El perdón

Concepción – Chile
Enero 22 de 2004
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El perdón
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Oración
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Amado Padre, yo soy en mí, te bendigo y te doy gracias por permitirme expresar mi sentir y recibir tu amor.
Ante tu presencia quiero estar y en mi mente es mi deseo que tú estés.
Padre amado, dirección y propósito necesito determinar para caminar.
Te invoco en mi sentir, para que me orientes en este nuevo ciclo que se inicia.
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El Maestro
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Atento a tu palabra quedo, mi amado hijo. Estoy quieto y atento a vosotros, atento a los pasos que habéis dado en este tiempo, en que ha sido necesario exponeros a los elementos de vuestro mundo convulsionado.
Vuestro mundo personal tiene muchas máscaras, que estáis descubriendo. Detrás de cada una de ellas, una nueva verdad de vosotros encontraréis y una visión más amplia de vosotros tendréis. Y una certeza y entereza mayor queda en vuestro corazón y todo vuestro ser.
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Ser, hijo, en la materia no es tarea de un día, ni de unos cuantos esfuerzos constructivos.
Ser, hijo, en la materia es trabajo constante. El trabajo se refiere a los acontecimientos que se presentan en tu caminar y como ellos son internalizados e interpretados.
La realidad, como vosotros llamáis al presente en que actuáis, es una constante fuente de sabiduría para vosotros. Todo lo que te ocurre es fuente de alimento para vuestro ser.
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Ser, hijo amado, es estar dispuesto a perdonar. El perdón es para vosotros, para vosotros. Si tenéis la capacidad de perdonaros, podéis también perdonar a vuestros hermanos y a los aconteceres que están en vuestra experiencia.
El perdón es un don de gran poder y es el sanador, el maestro médico del alma, el perdón.
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Habéis estado sujeto a muchos hermanos que os necesitan. El vínculo que una vez fue el poder, con el cual vuestra expresión pudo sanar y guiar las almas de aquellos que hoy te encuentran.
Sois el guía que una vez tuvieron, el conductor del alma por los caminos de la ascensión de la materia a la Luz.
Vosotros fuisteis un sanador de gran Luz y muchos se acercaron a ti por ese poder, que traspasó muchos espacios y el eco de tu nombre quedó en sus memorias.
Podéis constatar que esto que os digo es verdadero. Sois un sanador, un guía espiritual cuya expresión madre, intenta estar cada vez más activa en tu plano de consciencia. Sin embargo, hijo amado, tenéis contradicciones que perturban tu mirar, al tomar las decisiones de tu quehacer.
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Habéis pasado por momentos de mucha aflicción, incertidumbre y confusión. Protegido habéis estado en cada uno de esos momentos. Vosotros tenéis la certeza de que así ha sido.
Se os ha permitido la duda, porque es un camino que precisabas transitar, pues allí encontraríais rastros y rostros que eran necesarios.
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Mi amado, se cuanto anhelas volar y sentirte libre de vuestras dudas.
Se cuanto ha costado estar en paz con vosotros y vuestros hermanos y, aún en los espacios en que actuáis.
Os sentís algo sólo en el caminar, a pesar de estar muy acompañado en presencia y en lo invisible y el amor que recibís.
El camino, este camino es solitario hijo mío. Podéis compartir vuestra experiencia y aún así sentirte sólo.
Mi amado, sabéis cuanto os amo y vuestro sendero es luminoso, está iluminado por ti. Tú has permitido que una gran Luz os acompañe.
En tu ser hay un canto de alegría, que ya empezaréis a escuchar.
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Tu verdad a ordenado que seáis testigo del despertar de vuestros hermanos.
Sois el guía que en todo lugar obra, en todo lugar, cualquier lugar. Vosotros ya no podéis esconderos, estáis en el centro de la vida. Ya no un testigo pasivo, sino un testigo activo.
Ahora sois visible, cada vez más visible, porque os percibís más integro, más completo, más como un todo.
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Gracias Maestro
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