María

La Misericordia de Dios Padre Madre
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Quilpué – Chile
Abril 23 de 2010
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María
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Recuerdo mi camino, que en un remanso estas tú, para acompañarme por ese nuevo sendero que nos esperaba.
Cruzamos un bello puente desde donde podíamos ver el arrollo, eran nuestras propias corrientes que vitales fluían sin cesar.
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Caminamos por un sendero largo y vimos montañas que sobrecogían nuestros sentidos más profundos y otros, como nosotros, se allegaban a nuestra marcha.
Vimos bosques y un cielo limpio en el horizonte, compartimos la mesa y el sueño, nos sentamos a ver las estrellas de un firmamento, que nuestros ojos no habían descubierto antes y reímos de nuestros pasos.
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Seguimos caminando, compartiendo el pan y el agua de nuestras fuentes con otros, que como nosotros caminaban por otros senderos, como hoy nos ocurre.

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Aun caminamos juntos, yo seguí el océano azul y tu los valles de tu tierra, comparto contigo la alegría de ver el océano y caminar por la playa, sentir la arena en mis pies desnudos que las olas acarician y con ellas bailo, así como lo hago en la danza de la vida que he descubierto mirando este glorioso océano azul.
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Yo te veo en los valles, sembrando las semillas que cuidadosamente nos entregaron nuestros Maestros, semillas de las estrellas, semillas que también traje conmigo y las bendigo cada día como a tu vida, como a tu tierra, como a nuestra bella tierra.
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